viernes, 13 de abril de 2012

Poema de Quevedo


 
«¡Ah de la vida!»... ¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños1 que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
las Horas mi locura las esconde.
¡Que sin poder saber cómo ni adónde
la Salud y la Edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.
Ayer se fue; Mañana no ha llegado;
Hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un es cansado.
En el Hoy y Mañana y Ayer, junto2
pañales y mortaja, y he quedado3
presentes sucesiones de difunto.

Quevedo, Parnaso español


 

 . Se trata de un poema de género lírico en el que el autor expresa subjetivamente, en primera persona, su inquietud por el paso del tiempo y la proximidad de la muerte.

2. ARGUMENTO

El autor se sorprende de la rapidez con que ha envejecido y de cómo le ha abandonado la salud; cae en la cuenta de que la vida ha pasado sin que él lo advirtiera, y de que está próxima su muerte.

3. TEMA

El tema, frecuente en Quevedo y común en la época en la que escribe, es el tópico literario del tempus fugit, la fugacidad de la vida
4. ESTRUCTURA

El poema es un soneto: consta, de dos cuartetos y dos tercetos. 
-En los dos cuartetos: el poeta expresa su sorpresa y desconcierto cuando cae en la cuenta de que es anciano y no goza de salud: “¡Que sin saber cómo ni adónde / la salud y la edad se hayan huido!”.

En los tercetos: el poeta reflexiona y concluye que la vida es tan breve que no es posible distinguir la infancia de la vejez: “En el Hoy y Mañana y Ayer junto / pañales y mortaja”.

5. ASPECTOS FORMALES

 La estructura del soneto es: versos endecasílabos con rima consonante ABBA ABBA CDC DCD. Desde el punto de vista fónico, llama la atención las frecuentes exclamaciones y la interrogación del primer verso. Esto, y el encabalgamiento en los versos 12-13, son recursos propios de la estética barroca, exagerada, desmesurada, y expresan muy bien el estado de malestar e inquietud del poeta.
Lo mismo sucede al analizar los recursos literarios del nivel morfosintáctico. El estilo sentencioso, gracias al asíndeton, en el primer terceto, dota al poema de gravedad y patetismo: “Ayer se fue; Mañana no ha llegado; / Hoy se está yendo sin parar un punto” (con la recuperación de estos mismos términos, subrayándolos mediante un polisíndeton, en los versos finales: “En el Hoy y Mañana y Ayer, junto / pañales y mortaja, y he quedado...”). Predominio de formas verbales en pretérito perfecto compuesto, para indicar que el pasado guarda una relación con el presente, que la vida es un todo unitario y no tan inabarcable como cabría pensar. Un efecto similar logra Quevedo con los versos: “Hoy se está yendo sin parar un punto: soy un fue, y un será, y un es cansado”, en los que la perífrasis con un verbo de movimiento incide en la sensación de fugacidad y de tiempo efímero, a lo que se suma de nuevo el polisíndeton que encadena los tres verbos sustantivados.
Los recursos más sobresalientes son los de carácter léxico y semántico. Quevedo es el principal representante del Conceptismo, movimiento literario barroco basado en el ingenio y la ruptura del equilibrio en el plano del contenido, mediante juegos de palabras, asociaciones ingeniosas de ideas, metáforas, dilogías, etc.
El primer juego de palabras está en el verso 1, ya que el poema comienza con la interjección habitual en la época para llamar a una casa, pero se sustituye “casa” por “vida”: “¡Ah de la vida!”. La suspensión y la dramática interrogación (“¿Nadie me responde?”) meten desde el principio al lector en un contexto de desolación e incluso de vértigo existencial. A continuación, dos versos en paralelo en los que el autor personifica los conceptos de fortuna y tiempo (“La Fortuna ... Las Horas”, de reminiscencias clásicas), igual que en la estrofa siguiente “la Salud” y “la Edad”, a las que confiere la propiedad animada de huir. En los tercetos, hay otros términos implícitamente personificados, porque están escritos en mayúscula: los adverbios (sustantivados) “Ayer”, “Hoy”, “Mañana”: no hay un modo mejor de manejar conceptos abstractos que personificarlos a través de sustantivos concretos (en algunos casos con el artículo determinativo, en otros además, como acabamos de decir, por el empleo de la mayúscula).
Este recurso -la sustantivación- alcanza el punto culminante en el verso “soy un fue, y un será, y un es cansado”. Ahora es el poeta en primera persona el que expresa su asombro y perplejidad con esta ingeniosa metáfora, que es también una paradoja: la vida del hombre –no cualquiera, sino la del poeta en concreto- es a una vez pasado, futuro y presente. El pesimismo se hace patente gracias al adjetivo “cansado”, que califica su estado actual y enlaza semánticamente con los conceptos de “salud” y “calamidad” (hipérbole muy propia del autor) de las estrofas anteriores.


6. RELACIÓN DEL AUTOR CON LA ÉPOCA LITERARIA

Hemos comentado que el autor, Quevedo, es el principal representante del llamado Conceptismo barroco, y este es un poema conceptista. El rasgo más característico de Quevedo era su exacerbada sensibilidad moral, que le llevaba a exaltar con la misma vehemencia la justicia, la autoridad, la moralidad, que a denunciar la falsedad y el desorden de las costumbres de la época en la que vivió.
El tono es pesimista y exagerado, y no se busca el equilibrio y la belleza, sino la sorpresa, la originalidad del autor.



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